domingo, 18 de febrero de 2007

LA MUERTE DE HERMINIO IGLESIAS

UN RECUERDO DE HERMINIO IGLESIAS

por Víctor O. GARCIA COSTA
Ha fallecido el dirigente peronista Herminio Iglesias, que ocupó importantes cargos en la conducción de su Partido y fue Intendente de Avellaneda y Diputado Nacional. Provenía del movimiento obrero, en el que había sido metalúrgico en Avellaneda.Amado y odiado, se le endilgó sin fundamento la culpa de la derrota de la fórmula justicialista Luder-Bittel por la fórmula radical Alfonsín-Martínez en las elecciones de octubre de 1983, a raíz de haber procedido a quemar un ataúd con los símbolos de la Unión Cívica Radical durante el acto justicialista de cierre de campaña en el palco levantado frente al Obelisco. No se pierde una elección por un acto folklórico. Hay y hubo razones más profundas para esa derrota.De origen muy modesto, intuitivo y rudimentario, Herminio Iglesias fue motivo de chanzas y verdugueos porque dijo en un reportaje “conmigo o sinmigo”, lo que luego dio lugar a largos debates académicos sobre la procedencia o improcedencia del segundo vocabloEra un hombre de acción, de lo que tenía diversas huellas en su cuerpo, producidas por tajeadas y balazos Lo traté en muchas reuniones políticas y me encontré con él varias veces en un local de la calle México donde Herminio solía jugar al billar y si bien es cierto que se lo ha criticado con dureza, debo decir que fue un dirigente con códigos y que su palabra tenía más valor de compromiso que el de muchos dirigentes políticos que he conocido.Fue un luchador muy valiente en la provincia de Buenos Aires durante la dictadura de Onganía y recuerdo un episodio durante la dictadura instaurada en 1976. Nos habíamos reunido unos pocos en la Confitería del Molino para firmar un documento de escasas cuatro líneas reclamando por los desaparecidos, que yo debía llevar para la firma del doctor Balbín. Cuando estábamos en esa tarea llegó un dirigente político tucumano y nos dijo que por conversaciones que había tenido hacía pocas horas, la firma de ese documento podía traernos serios problemas personales por la reacción de la dictadura. Herminio, casi como una réplica a la advertencia, preguntó: ¿Dónde hay que firmar? y estampó su firma.No he tenido con Herminio Iglesias prácticamente ninguna coincidencia ideológica ni metodológica, pero creo que es honesto, sobre todo cuando se ha ido de la vida, recordar ese gesto valiente que, seguramente, nadie memorará, ocupados todos con el cajón quemado y el conmigo y sinmigo.

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