martes, 4 de septiembre de 2007

EL TRIUNFO DE BINNER
Y EL FUTURO DEL SOCIALISMO

por Víctor Oscar GARCIA COSTA

El triunfo de Hermes Binner en la provincia de Santa Fe no debía sorprender a nadie: tres buenas intendencias socialistas en la ciudad de Rosario a lo largo de 18 años continuos, ejercidas por Héctor Cavallero, hoy cabeza de otro partido, Hermes Binner y Miguel Lifschitz fueron sentando las bases de este acceso de Binner a la gobernación de la provincia.
Salvando las distancias, inclusive de tiempo y forma, como Alfredo L. Palacios en 1904, primer diputado socialista de Argentina y de América, como Enrique del Valle Iberlucea en 1912, primer senador socialista de Argentina y de América, Hermes Binner es el primer gobernador socialista de una provincia argentina, aunque electo por un variopinto frente electoral.
En el viejo y glorioso Partido Socialista, aquél de más de 40 diputados nacionales en medio de la proscripción radical, en 1932, y que ganaría la Capital diez años después, en 1942, antes del golpe militar de 1943, se iniciaría en 1957 el ciclo de las divisiones profundas hasta alcanzar el carácter de una verdadera cariocinesis. No es que no hubiera habido divisiones anteriores. La primera fue en 1896 con la autoseparación de los sindicalistas, la segunda con la de los socialistas argentinos tras la expulsión de Alfredo L. Palacios en 1915, divisiones que tuvieron la característica del retorno de la mayoría de los escindidos, en algunos casos voluntariamente y, en el caso de Palacios, a pedido expreso del Comité Nacional.
A esa división le siguió la de los independientes en 1928, que integraron la Concordancia, y la de los socialistas obreros, en 1934, que en gran número retornarían al viejo tronco partidario.
Junto con la aparición del peronismo y a la luz de la posición ante él, vendrían otras escisiones, en algunos casos en forma individual y, en otros, un tanto masivamente. Tras el golpe militar de 1955 la escisión sería muy profunda y, en 1957, el partido se dividiría en dos: Partido Socialista Democrático y Partido Socialista Argentino y la formación de algún Partido Socialista provincial. En tanto el primero se mantuvo más o menos unido, el Socialismo Argentino, tras el triunfo de Palacios en la Capital Federal, en 1961, se dividiría y subdividiría y tendría una nueva escisión en 1966. Todos los partidos socialistas resultantes de esas escisiones comenzaron a evidenciar la cuádruple crisis que vivía el socialismo desde mucho antes: crisis ideológica, crisis de identidad, crisis de crecimiento y crisis de representación.
Tras la constitución del Partido Socialista Popular, por un acuerdo luego denunciado, esa crisis múltiple se fue acentuado con el correr de los años hasta incorporar un nuevo elemento crítico, que conllevaba una gran carga de individualismo, manifestado en la búsqueda de la realización personal en un abanico de posiciones electorales que mostraba que cada grupo denominado “socialista” podía acompañar al radicalismo, al peronismo, a partidos de izquierda menores y realizar otras alquimias electorales, llegándose al extremo de que, prácticamente con un sello, se hubiese podido ser concejal peronista y, luego, diputado radical. La llamada “libertad de acción” de los afiliados fue y es el reconocimiento de la crisis ideológica y de identidad y la negación del sistema de Partidos.
Habíamos pensado que el triunfo de Binner podía frenar, en alguna medida esa dispersión electoral existente en el nuevo Partido Socialista, al borde de una nueva división, y abrir las puertas a otros Partidos Socialistas menores, como el Partido Socialista Auténtico, que deambula sin destino cierto, o el Partido Socialista Auténtico del Chubut, no integrados al nuevo Partido Socialista, en evidente crisis, y marchar a la constitución de un gran Partido Socialista, orgánico, unido ideológicamente, disciplinado, capaz de ofrecerse como una alternativa para la representación de una parte importante de la sociedad argentina.
Creíamos que Binner iba a asumir un papel central en la definición de lo qué debe ser hoy un Partido Socialista en serio y en su conducción frente a las actuales circunstancias. Por la actitud equívoca en la política de alianzas y las últimas decisiones, tomadas e insinuadas, tenemos la impresión de que se está por perder una gran oportunidad.

Publicado por Argenpres. Ed. 1906 Martes 06-09-2007

viernes, 31 de agosto de 2007

ADIOS A MARIO MONTEVERDE


El pasado lunes 27 de agosto falleció Mario Monteverde. Periodista de alma, su labor ha dejado honda huella en los medios impresos, radiales y televisivos por los que pasó y en la Agencia Télam, de la que fue Director. En un medio proclive a las buenas acciones, pero también a grandes egoísmos y mezquindades, Mario Monteverde se caracterizó por su profesionalidad y su generosidad, siempre dispuesto a allanar el camino de los perseguidos y ayudar a los que hacían sus primeras armas en la profesión.
Recordó José Miranda Lugano refiriéndose a su ingreso en Radio Rivadavia: "Trabajé con casi todos los de la época de oro. Cuando llegué estaba terminando Jorge Fontana y era el comienzo de Héctor Larrea. En el Informativo, me inicié con un maestro: Mario Monteverde. En aquel tiempo no había computadora, sino que se escribían a máquina los boletines, y Mario, diez minutos antes de salir al aire, chequeaba el Boletín, y si no le gustaba lo tiraba y te decía que no servía y que fueras a hacer otro, pero lo importante era que te explicaba puntualmente por qué no servía".
Mario Monteverde fue el creador y director de la Revista radical "Inédito", en la que aparecía como columnista Alfonso Carrido Lura (Raúl Ricardo Alfonsín) y que completó 100 números a lo largo del tiempo que duró la dictadura inaugurada por Onganía en 1966, ha recordado Santiago Senén González, rememorando las reuniones de cierre de esa revista, con Mario Monteverde, Gregorio "Goyo" Selser y Rogelio García Lupo.
Con Pablo Kandel, Mario publicó "Entorno y caída", que editó Planeta en 1976, referido a la política argentina entre 1974 y 1976, es decir, durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón.
Cuando se produjo el golpe militar del 24 de marzo de 1976, Mario Monteverde conducía "De cara al país", que se emitía todos los días al mediodía por Radio Rivadavia. La dictadura lo interrumpió.
En 1986, por decisión del gobierno de Alfonsín, un equipo encabezado por Mario Monteverde y Carlos Somigliana editó las imágenes del juicio a las juntas militares en seis videos de dos horas cada uno. Se iban a emitir por ATC a lo largo de una semana, como una miniserie.Aquel trabajo, titulado "Señores, ¡de pie!" estuvo terminado el 24 de diciembre de 1986 y ATC, para una repercusión mayor, decidió programarlo para después de las vacaciones de verano. Las presiones militares de marzo de 1987 llevaron a posponer su salida al aire. Pero después de la rebelión carapintada de Semana Santa, la emisión quedó definitivamente cancelada.
Por televisión, en Canal 7, condujo el programa "De bueyes perdidos". Asimismo, tuvo a su cargo un programa de media noche por Radio Municipal.
También incursionó en la temática histórica.En "Todo es Historia", dirigida por Félix Luna, aparecieron: "Hábitos, instituciones y curiosidades radicales", que se publicó en el número 170 y "Balbín preso", que se publicó en el número 174.
Fue Asesor del Bloque de Diputados Nacionales de la Unión Cívica Radical.
Mientras su salud se lo permitió fue un asiduo concurrente a la Mesa de los Jueves, en la que cada uno tiene su frase de llegada. Mario Monteverde arribaba con un irónico y cálido "Amigos del automovilismo..."
Corría el mes de junio de 2005 y el inicio del deterioro en la salud neurológica de Mario Monteverde se hacía evidente. Había sido internado en un Geriátrico de la zona de Caballito y sus amigos de la Mesa de los Jueves, preocupados, nos movilizamos para que fuera sometido a un riguroso chequeo médico en un Hospital de la Ciudad de Buenos Aires, con suficientes recursos médicos y técnicos a los efectos de obtener un diagnóstico preciso y la derivación adecuada para su tratamiento, para lo cual hicimos las correspondientes gestiones. Lamentablemente, no nos fue posible luego retomar el contacto con él.
Nos ha llegado ahora la noticia de su fallecimiento. Sabemos que fue velado en la localidad de Ciudadela y que sus restos reposan en el Cementerio de Flores. Perdurará su recuerdo.V.O.G.C.

domingo, 19 de agosto de 2007

LA CANCHA DE INDEPENDIENTEE Y LA BARBARIE DIRIGENCIAL

Por Víctor Oscar García Costa
La cancha de Independiente y la barbarie dirigencialEntendemos por ‘cultura’ el producto de todas las activi¬dades materiales y espirituales del hombre. En ese hacer-se, la cultura se autoproduce, constantemente. Dicho de otro modo: no hay cultura sin producción material y espiritual humanas. No por nada el vocablo cultura deviene del latino ‘colere’, que quiere decir cultivar. En los casos en que productos de otra cultura son in¬corporados, por simple asimilación o dependencia, el aporte sólo existe a partir de convertirse en un como-producto material o espiritual de la sociedad que lo recibe. Siempre en función del espacio-tiempo histórico y de los elementos deter¬minantes que van caracterizando el proceso económico, científico-técnico y social de cada pueblo. La conservación de esos productos materiales y espirituales que el hombre produce en cada espacio-tiempo histórico son los que permiten rastrear y comprender el pasado. De ahí que el gobierno, como órgano ejecutor del Estado, deba conservar y preservar el patrimonio históricocultural de la Nación y de su pueblo. Los llamados conservacionistas saben bien que lo que hoy parece descartable y sin valor adquiere una alta significación con el mero transcurso del tiempo. Gracias a esa actitud conservacionista es posible reconstruir el pasado hasta en sus mínimos detalles y desentrañar el espacio-tiempo histórico en su apreciación objetiva y también en la subjetiva, lo que nos permite colocarnos frente a problemas de conciencia que no son los nuestros. Por haberlo entendido así, ahí están el Coliseo de Roma y la Acrópolis de Atenas. Erostrato se llamaba el ignoto que incendió el templo de Artemisa, en Efeso, con el propósito de perpetuar su nombre mediante aquel acto vandálico. Algo semejante a la actitud de esos jóvenes rosarinos que recientemente destruyeron el aula de su escuela, como ellos mismos confesaron, ‘para pasar a la posteridad’. Son casos de erostratismo. Hemos recordado alguna vez que, al estallar la Revolución rusa de 1917, los jefes revolucionarios enviaron avanzadas para impedir que el pueblo destruyera el Palacio de Invierno de los Zares, en San Petersburgo, lo que es ahora el Museo del Ermitage. Se salvaron así miles y miles de obras de arte atesoradas por la monarquía rusa que, salvadas de la destrucción, están hoy al servicio de la cultura universal. Asimismo, hemos recordado que cuando Adolfo Hitler ordenó al general Dietrich Von Choltitz, Jefe del Comando Alemán en Paris, que destruyera la Ciudad Luz. A pesar de que los Aliados se encontraban a las puertas de Paris y de que las cargas de dinamita ya estaban colocadas, Choltitz desobedeció las órdenes de Hitler y preservó la ciudad, con su enorme valor histórico. Erostrato en Avellaneda El actual Club Atlético Independiente, constituido el 4 de agosto de 1904 en un café de Bolívar y Victoria -ahora Hipólito Yrigoyen- por jóvenes trabajadores de la tienda A la Ciudad de Londres, a los que no se dejaba integrar el equipo de la tienda, llamado Maipú-Banfield, quedó fundado por ellos oficialmente como Independiente Foot Ball Club el 1º de enero de 1905. Tuvo su primera cancha en un terreno alquilado en la intersección de Gaona y Bella Vista -ahora Donato Alvarez-, en la Capital Federal. Allí, el 19 de enero de 1905, día de calor insoportable, el equipo jugó su primer partido con su similar del Club Atlanta, que finalizó 2 a 2. A esa cancha se llegaba a caballo, en charret o en carro. Para orientar a los jugadores y público rivales se colocaba un cartel indicador en el almacén Del Chiodo, que estaba en Gaona y Boyacá. Teniendo en mira la afiliación a la Asociación Argentina de Foot Ball, sobre el final de 1905, se trasladó a la que habría de ser su segunda cancha, en unos terrenos situados en la Avenida San Martín, cuyas medidas eran reglamentarias, aunque le faltaba pasto. En 1906, la llamada Escuela del Oeste les alquiló, en $ 10 mensuales un terreno de 120 X 100 metros, en Avenida Alvear y Tagle, que habría de ser la tercera cancha, de medidas reglamentarias pero a la que, como a la anterior, le faltaba pasto, lo que dificultaba la aceptación a su pedido de afiliación a la Asociación Argentina de Foot Ball. Después de volver a la cancha de la Avenida San Martín, terrenos que no habían abandonado y que fue la cuarta cancha, a fin de ese año 1906 alquilaron un terreno en Manuel Ocantos al 600, haciendo pie, por primera vez, en la ciudad de Avellaneda en la que fue su quinta cancha. En 1910, hubo una nueva mudanza a la sexta cancha situada en Avenida Mitre al 2000 de Avellaneda, en el paraje conocido como La Crucecita. En la madrugada del 4 de agosto de 1923 un incendio convirtió en cenizas las tribunas de esa cancha, las que fueron reconstruidas con esfuerzo. Finalmente, llegamos a la septima cancha con la construcción del estadio de cemento con capacidad para unas 55 mil personas, inaugurado el 4 de marzo de 1928, levantado en las calles Alsina y Almirante Cordero –hoy Ricardo Bochini- en la ciudad de Avellaneda. El de Independiente fue el primer estadio de Sudamérica construido integramente en cemento. Nunca tuvo un nombre oficial hasta que en el año del centenario del Club se realizó, mediante una votación a través de la página web del Club, una consulta para ponerle un nombre oficial. El nombre ganador fue "Libertadores de América", que se impuso por muy pocos votos al de "Ricardo E. Bochini". No por ello dejó de ser el estadio “de la doble visera de cemento", en razón de las viseras vieja y nueva, esta última inaugurada el 20 de agosto de 1961. A principios de la década de los años 70 se construyó la Tribuna Alta Cordero, primero llamada La Intercontinental y luego Herminio Sande, manteniendo las características arquitectónicas originarias. Durante la última Presidencia de Pedro Iso, se tramitó ante la Confederación Sudamericana de Fútbol y ante la Asociación del Fútbol Argentino, pedidos oficiales para que fuera declarada "Monumento del Fútbol Sudamericano". Como si fuera poco, una ordenanza municipal, la 8.998, del 21 de diciembre de 1992, unos 60 inmuebles, entre los que están la Cancha y la Sede del Club Atlético Independiente, la de Racing, el hospital Fiorito, el teatro Colonial y el Frigorífico La Negra, fueron declarados bienes de interés patrimonial municipal de la ciudad de Avellaneda. Por el artículo 9 de la citada Ordenanza se estableció que todo trámite de demolición, nueva construcción, ampliación, reciclaje y reconstrucción, entre otros, debe contar con el estudio y recomendación de la Dirección de Planeamiento Físico y la aprobación del Concejo Deliberante. El estadio de la doble visera cayó bajo la piqueta movida por la enciclopédica ignorancia municipal y por el espíritu de Erostrato encarnado en la dirigencia del mismo Club Independiente. Cuánta pena y cuánta indignación.
Publicado en Nuevo Siglo On Line - 19 de agosto de 2007

miércoles, 15 de agosto de 2007

EL DEDO Y LAS FORMAS

Por Víctor Oscar García Costa

Seguramente por haberlo aprendido de nuestros maestros en la vida política y social y haberlo comprobado después hasta el hartazgo, estamos convencidos de la necesidad del respeto por las formas institucionales establecidas. De ese aprendizaje nos viene el convencimiento de que los que menos fuerza tienen, normalmente son los que tienen más razón. Porque la verdad es que si no tienen la fuerza y tampoco tienen la razón, entonces no tienen nada. Y es por eso mismo que los más débiles no deben desentenderse de las formas institucionales y de su respeto, aunque ese desentenderse obedezca a la razón, normalmente efímera y circunstancial, de que esa vulneración de las formas aparentemente los favorece. Los más débiles en la estructura social son los que más deben aferrarse a la defensa de las formas, especialmente a las formas del Derecho, en las que reside el máximo de su protección jurídica.
El olvido de las formas institucionales trae, más tarde o más temprano, grandes dolores a los sectores más débiles de la sociedad. Los argentinos tenemos muchísimos ejemplos de ello, hasta alcanzar el carácter de verdaderas tragedias. La teoría según la cual si la vulneración de las formas nos favorece debemos mirar para otro lado, es un pésimo consejo. Los que pueden vulnerar y normalmente vulneran las formas, muchas veces sin necesitarlo, son los que tienen el poder para hacerlo y, precisamente por eso, los más débiles no deben desentenderse de ello. Es posible que hoy las vulneren de manera que pueden favorecer a los más débiles, pero mañana seguramente van a ser vulneradas para afectarlos en sus derechos o para justificar los privilegios de los que más tienen.
No hace mucho tiempo, a pesar de que la Constitución dice que la confiscación de bienes está borrada de nuestro sistema institucional, el poder ejecutivo estableció el corralito y luego el corralón y a cientos de miles de modestos ahorristas le fueron confiscados sus ahorros. Los perjudicados entonces no miraron para otro lado, pero fue porque se trataba de sus intereses económicos más directos.
El Constitucionalismo ha sido un gran avance en el sentido de establecer las formas institucionales y de preservarlas. No tenemos la ingenuidad de creer que la Constitución es ajena a la estructura económicosocial de la Nación. De ninguna manera. Cada Constitución es el reflejo de la estructura económico social de su tiempo, y en una sociedad dividida en clases, la justicia es de clase, la educación es de clase, todo es de clase, pero a medida que las mayorías populares van alcanzando un mayor espacio de participación, la Constitución y las formas son, además de una limitación al poder de los más fuertes, la posibilidad de una mayor garantía para la preservación de los derechos de los más débiles.
Cuando se ha elegido un sistema institucional regido por normas constitucionales y legales hay que ajustarse a ellas. Sólo el DERECHO A la Revolución, entendida ésta como el derecho a cambiar las estructuras económico-sociales, justifica la alteración del sistema institucional para crear uno nuevo como DERECHO DE la Revolución.
Más allá de la simpatía con que vemos muchas de las acciones de este gobierno, no nos gusta el dedo -mucho menos familiar- como instrumento de elección de los candidatos. Aún reconociendo la profunda crisis de los partidos políticos, la dedocracia es, además de inconstitucional, normalmente funesta. No importa que hoy favorezca o aparentemente favorezca a la voluntad de los más débiles. El sistema elegido, por no nacer en el DERECHO DE una Revolución, es francamente monárquico y antirepublicano.
Nos atreveríamos a decir más: aunque la fórmula digitada fuera plebiscitada electoralmente, conllevaría un vicio de origen que la afectará siempre.
Si no fuera así tendría validez aquella afirmación del dirigente conservador Matías Sánchez Sorondo, ’’el enterrador’’, ministro del interior del dictador José Félix Uriburu, ’’von Pepe’’, que sostenía el absurdo de que si el pueblo elegía un dictador eso sería una ’’dictadura democrática’’.

jueves, 5 de abril de 2007

A 25 AÑOS DEL 2 DE ABRIL DE 1982


LAS ISLAS MALVINAS. UNA HISTORIA INCOMPLETA
Por Víctor O. García Costa
Tenía pensado escribir sobre el tema Malvinas al aproximarse el 25 aniversario de la recuperación de las Islas, pero decidí esperar, convencido de la oportunidad y certeza del refrán que dice que “no por mucho madrugar se amanece más temprano”. La espera me permitió comprobar que poco nuevo se puso en conocimiento público en estos días, que el recordatorio siguió acusando grandes olvidos y que hay grandes sectores de la vida nacional con rica presencia, que aparecen como ausentes antes, durante y después del conflicto bélico. Ha habido en estos días, mucha anécdota, poca historia y saltos, como sobre ascuas, por sobre importantes episodios transcurridos entre el 2 de abril de 1982, día de la recuperación, y los días de junio de ese año, en que se reconoció la derrota militar.No quiero hablar ahora de los grandes capítulos que continúan en silencio. Lo iré haciendo en sucesivos artículos. En éste, sólo quiero señalar que ningún órgano de prensa, ni periodista, gráfico, radial o televisivo recordó que hasta 1934 jamás el Congreso Argentino había tratado el tema Malvinas. Al Parlamento llevó la denuncia de la usurpación, por primera vez, el Senador Alfredo L. Palacios al plantear, el 21 de septiembre de 1934, la necesidad de que la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, hiciera una edición en castellano del libro de Paul Groussac, en francés, Les Iles Malouines, publicado por la Editorial Coni en 1910. En la oportunidad, Palacios señaló que era necesario “que todos los habitantes de la República sepan que las islas Malvinas son argentinas y que Gran Bretaña, sin título de soberanía, se apoderó de ellas por un abuso de fuerza”.Convertido su proyecto en ley 11.904 se encomendó a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, presidida por Juan Pablo Echagüe, además, compendiar la obra de Groussac a efectos de distribuirla en todos los establecimientos de enseñanza de la Nación. Así conocieron los niños y adolescentes argentinos los derechos argentinos en Malvinas.El senador Palacios no dejaría de volver sobre el tema en 1936; 1939; 1941; 1961 y 1964, pocos meses antes de morir.Ese mismo año 1934, Palacios publicó el primer libro argentino sobre la materia: “Las Islas Malvinas. Archipiélago Argentino”, editado y reeditado en 1946 y 1955 por Claridad, con un material completísimo que reúne todas las razones históricas, geográficas y políticas que respaldan los derechos soberanos de Argentina en Malvinas.También se ha olvidado que en casa de Alfredo L. Palacios, Charcas 4741, el 19 de octubre de 1939 se fundó la Junta de Recuperación de las Malvinas, presidida por él e integrada, entre otros, por los escritores Juan Carlos Moreno y Antonio Gómez Langenheim, autores de importantes obras sobre las Malvinas.Muchos años antes, en 1898, otro socialista, Roberto J. Payró en su extraordinaria obra La Australia Argentina, denuncia la usurpación y se queja de la nomenclatura inglesa en la región patagónica. En 1940, en su trabajo Argentina, y en 1946. en su libro Las Islas Malvinas, otro socialista, Alberto Gerchunoff, decía con un dejo de impotencia: “Nos resignamos, pues, y continuamos leyendo la literatura de los cancilleres, en que se seguía, de lapso en lapso, recordando a Gran Bretaña que nos debe devolver lo que nos hurtó en 1833, esas Islas Malvinas, amadas con desinteresado amor porque nos las habían quitado con la razón brutal de la fuerza, y que veíamos, esfumadas en la niebla, agobiadas en la melancolía de su silencio, en los brazos del círculo muerto del Polo Sur”.


domingo, 18 de febrero de 2007

LA MUERTE DE HERMINIO IGLESIAS

UN RECUERDO DE HERMINIO IGLESIAS

por Víctor O. GARCIA COSTA
Ha fallecido el dirigente peronista Herminio Iglesias, que ocupó importantes cargos en la conducción de su Partido y fue Intendente de Avellaneda y Diputado Nacional. Provenía del movimiento obrero, en el que había sido metalúrgico en Avellaneda.Amado y odiado, se le endilgó sin fundamento la culpa de la derrota de la fórmula justicialista Luder-Bittel por la fórmula radical Alfonsín-Martínez en las elecciones de octubre de 1983, a raíz de haber procedido a quemar un ataúd con los símbolos de la Unión Cívica Radical durante el acto justicialista de cierre de campaña en el palco levantado frente al Obelisco. No se pierde una elección por un acto folklórico. Hay y hubo razones más profundas para esa derrota.De origen muy modesto, intuitivo y rudimentario, Herminio Iglesias fue motivo de chanzas y verdugueos porque dijo en un reportaje “conmigo o sinmigo”, lo que luego dio lugar a largos debates académicos sobre la procedencia o improcedencia del segundo vocabloEra un hombre de acción, de lo que tenía diversas huellas en su cuerpo, producidas por tajeadas y balazos Lo traté en muchas reuniones políticas y me encontré con él varias veces en un local de la calle México donde Herminio solía jugar al billar y si bien es cierto que se lo ha criticado con dureza, debo decir que fue un dirigente con códigos y que su palabra tenía más valor de compromiso que el de muchos dirigentes políticos que he conocido.Fue un luchador muy valiente en la provincia de Buenos Aires durante la dictadura de Onganía y recuerdo un episodio durante la dictadura instaurada en 1976. Nos habíamos reunido unos pocos en la Confitería del Molino para firmar un documento de escasas cuatro líneas reclamando por los desaparecidos, que yo debía llevar para la firma del doctor Balbín. Cuando estábamos en esa tarea llegó un dirigente político tucumano y nos dijo que por conversaciones que había tenido hacía pocas horas, la firma de ese documento podía traernos serios problemas personales por la reacción de la dictadura. Herminio, casi como una réplica a la advertencia, preguntó: ¿Dónde hay que firmar? y estampó su firma.No he tenido con Herminio Iglesias prácticamente ninguna coincidencia ideológica ni metodológica, pero creo que es honesto, sobre todo cuando se ha ido de la vida, recordar ese gesto valiente que, seguramente, nadie memorará, ocupados todos con el cajón quemado y el conmigo y sinmigo.

miércoles, 7 de febrero de 2007

SOBRE EL "FIN DE LA HISTORIA"

EL FIN DEL “FIN DE LA HISTORIA” (*)

por Víctor GARCIA COSTA

Casi al mismo tiempo que Francis Fukuyama hacía pública su tesis del "fin de la Historia", reaparecieron entre nosotros las viejas teorías que anunciaban, otra vez, que había llegado "el fin de las ideologías". Desde Córdoba, en setiembre de 1991, el VI Congreso Nacional de Filosofía y Coloquios Internacionales, recogiendo sin duda la extremaunción impartida por el cientista político del Departamento de Estado, se convocó a la elaboración de nuevas "utopías para marchar en la era poshistórica". Por otra parte, desde las cenizas de los hasta hace poco llamados "países socialistas", uno de los máximos dirigentes del proceso de la re­construcción capitalista, el "democrático" ruso Boris Yeltsin, hacía saber que "había fracasado una maravillosa utopía".
En tanto la socialdemocracia europea dejaba de hablar del "nuevo orden económico internacional", que supuestamente iba a traer una mayor justicia distributiva entre las naciones y los pueblos, desde las llamadas "democracias capitalistas", se infor­maba que la libertad de los mercados había sido elevada, con ca­racter universal, a la jerarquía de divinidad porque había lle­gado, lo decimos con palabras de Fukuyama: "el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal de Occidente como la forma última del gobier­no humano".
De ahí, la teoría de la "finalización de la Historia". De ahí, también, que "el punto final de la evolución ideológica" y el "fin de las ideologías" resultaran tañidos de una misma cam­pana.
La teoría prendió rapidamente entre nosotros. Importan­tes dirigentes obreros "combativos", algunos de ellos asistentes a la Reunión de La Habana sobre la Deuda Externa, en 1985, -a la que concurrí invitado-, que hicieron allí discursos incendiarios y que se convertieron aquí en voceros de las Conclusiones de no pago de la deuda y de la defensa de la empresa pública convocando en la sede de una importante Federación de Trabajadores de la Capital Federal a múltiples reuniones, no sólo abandonaron la prédica en veloz versatilidad sino que aceptaron en sus propias Empresas un lugar en los Directorios, liquidadores de las mismas y despedidores de miles de trabajadores. No hubo tribuna donde el presidente Menem no hablara del "fin de las ideologías" y del "fin de los ideologismos", hasta mi carta del 3 de marzo de 1991 llamándolo a la reflexión por lo que consideré una afirmación an­tihistórica impropia de un universitario.
Ninguna de todas esas afirmaciones ha tenido en cuenta al sujeto y objeto de la Historia: el Hombre. Tampoco han mani­festado mayor preocupación por su destino. De ahí en más el hombre carecería de significación, reemplazado como fin por la libertad de los mercados y desplazado como principio y medio por las más diversas formas tecnológicas de la informática y la robó­tica, convertidas en productos que pueden trabajar cada vez que se los enciende, que no tienen alma, que no tienen sexo, que no tienen horarios ni vacaciones, que no son jamás acreedores por accidentes de trabajo, que no reclaman aumentos de salarios ni mayor justicia distributiva y que hasta pueden ser reproducidos y perfeccionados a voluntad, lo que conlleva una absoluta despreo­cupación por la desocupación y la incapacitación laboral cre­cientes que el proceso científico técnico genera día a día.
Todo el mundo parece contemplar resignado este anuncio de final apocalíptico que se traduce en la paladina aceptación del dramático fin de los valores. Como consecuencia de la hipoté­tica comprobación final de la teoría, de aquí en más parecen ser lo mismo la justicia que la injusticia, la verdad que la mentira, la independencia que la dependencia, la saciedad que el hambre, la riqueza que la pobreza, la salud que la enfermedad, la honra­dez que la corrupción, todo ello como resultado de haberse puesto término a las contradicciones que hasta hoy han constituido la dinámica de la Historia, habida cuenta que, de acuerdo con el anuncio de Fukuyama, será lo ideal-liberal-occidental-triunfan­te "lo que gobierne el mundo material en el futuro". Nadie podrá negar, a la luz de los sucesos que signan nuestra existencia co­mo sociedad, que esa cínica sustitución de valores ha sentado sus reales en la vida argentina.
Es cierto que el autor de la teoría refiere todo su es­quema al "primer mundo", cuyas puertas golpean ingenuamente nues­tros actuales gobernantes, que piden un lugar en él ofreciendo "relaciones carnales" y que, más ingenuamente aún, pretenden que ese lugar sea de igualdad, desconociendo elementales leyes del proceso histórico, así como que la teoría hace agua en el llamado "tercer mundo" del que, inmersos en la "idea", los mismos gober­nantes creen que se puede huir mediante una simple declaración así como que los pueblos terminarán por aceptar este nuevo viejo Maná que se les ofrece, como las cuentas y abalorios que ofrecían los conquistadores, haciéndolos retroceder siglos en la que ha sido una dolorosa pero incesante marcha para alcanzar el ideal de libertad, justicia e igualdad que, como aspiración permanente, ha enaltecido la vida del hombre.
La teoría, original y absurda, ha prendido por su es­pectacularidad. Sin embargo, esta deificación de la "idea" que determina y gobierna al mundo, no es nueva. La plantearon enci­clopedistas, como Voltaire, materialistas de la naturaleza como Holbach, entre otros, y el crítico francés Juan Bautista Antonio Suard la esbozó como la preminencia de la "opinión". Ahora, la vocinglería en la afirmación nos obliga, en primer lugar, a repe­tir la pregunta que se formuló a la tesis de Suard, esto es: si esta "idea" que gobierna o gobernará al mundo es un mero producto del azar o, por el contrario, está a su vez gobernada y, en tal caso, por quién o por quiénes.
Es aquí donde los que con autogenerosidad nos conside­ramos historiadores tenemos la obligación de intervenir para con­tinuar la interpretación, precisamente en el punto en que Fukuya­ma y sus epígonos intencionadamente la han abandonado.
Quizá no sea ocioso decir, comenzando la tarea que pro­ponemos, que ese liberalismo "idea", triunfante y universal, y que, según Fukuyama, "todavía se halla incompleto en el mundo real o material", una vez completado y convertido en liberalismo "material" o económico, también triunfante y universal, se con­vertirá -ya lo estamos viendo-, dialécticamente, en el enemigo de la libertad.
Allí es donde se produce el mayor error en la teoría, aunque su autor ponga especial cuidado en separar lo "ideal" de lo "material". Al final, el debate vuelve al punto de partida de la confrontación histórico-filosófica. Para su autor la "idea" es el demiurgo que impone su punto final a la sociedad. Pero es sólo un telón tras el cual los personajes, para sobrevivir en el Tea­tro de la Vida, continúan y continuarán la representación de sus papeles. Lo que Fukuyama hace es pretender recrear la dialéctica quitándole su movimiento infinito y tratando de volver a poner de cabeza lo que el materialismo puso sobre los pies, sin comprender que no basta con declarar que el hambre, la pobreza, el analfa­betismo y la desesperanza son irrelevantes para borralos sobre la Tierra y mucho menos para evitar la contradicción fundamental que sigue y seguirá vigente en la sociedad en que vivimos.
(*) Este trabajo fue escrito a fines de 1991 y fue publicado por el diario La Prensa. Como consideramos que lo que en él se expresa tiene plena vigencia, lo reproducimos

martes, 30 de enero de 2007

CARTA A PERON DEL 04-02-1974

CARTA A PERON - I
«PSP - CARTA A PERON «Los frentes políticos y la actitud del PSP - El respeto a la voluntad popular - No somos peronistas, somos socialistas - Abandono de ideales que hicieron posible la avalancha popular - ¿A quién se reprime? - El proceso institucional y su defensa - Responsabilidad histórica del Presidente - Le escribimos en el mismo lado de la trinchera. «Buenos Aires, 4 de febrero de 1974.«Al Señor«Presidente de la República,«Teniente General Juan Domingo Perón«S. D.«Señor Presidente de la República:«EL PARTIDO SOCIALISTA POPULAR, leal y consecuente con su conducta, frente al panorama que vive el país, siente la obligación de dirigirse al Señor Presidente de la República.«LOS FRENTES POLITICOS Y LA ACTITUD DEL PSP«EL PARTIDO SOCIALISTA POPULAR, como sabe el Señor Presidente, acompañó a las fuerzas políticas del país en la lucha por el proceso de institucionalización y si bien no se incorporó al Frente político que bajo la denominación de Frente Justicialista de Liberación postuló la candidatura del ex presidente Héctor J. Cámpora, luchó hombro con hombro con quienes hicieron del proceso de institucionalización paso fundamental para iniciar la dura y difícil tarea de Liberación Nacional de Nuestra Patria.«Esa ausencia del PARTIDO SOCIALISTA POPULAR en el momento de la concreción del Frente Justicialista de Liberación, como anteriormente del Frente Cívico de Liberación Nacional, no fue obstáculo para que el PARTIDO SOCIALISTA POPULAR hiciera hasta el final su aporte constante, en presencia y elaboración, para lo que hoy se denomina Coincidencias Programáticas del Plenario de Vicente López. Un Estatuto trampa, la ausencia de hombres -el señor Presidente principalmente- y partidos proscriptos por la dictadura militar, enfoques distintos con el de algunos sectores en cuanto al contenido de un programa de Liberación Nacional, así como la existencia de presos políticos, gremiales y por “hechos conexos” hicieron imposible nuestra participación en el Frente electoral. «EL RESPETO A LA VOLUNTAD POPULAR«Producida la renuncia de los doctores Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima a la presidencia y vicepresidencia de la República y elevada al rango plebiscitaria la candidatura del señor Presidente, el Comité Nacional del PARTIDO SOCIALISTA POPULAR indicó el voto positivo a la fórmula Perón-Perón, como expresión de respeto a la voluntad popular masivamente expresada en la primera oportunidad.«No ignora el país que el PARTIDO SOCIALISTA POPULAR fue la primera agrupación política que el 9 de julio de 1972 -antes de constituirse el primer frente- planteó la necesidad de la acción conjunta de las grandes mayorías nacionales, expresadas en el peronismo y en el radicalismo, para hacer posible la concreción de un auténtico programa de liberación nacional, esto es, de un programa capaz de nacionalizar a los monopolios extranjeros y capaz de expropiar a la oligarquía, para terminar con la dependencia y el latifundio, que han sido y son las expresiones deformantes de una economía que ha sido programada y realizada por el imperialismo, la oligarquía y sus agentes nativos.«Estuvimos en la calle, como pueblo que somos, el día de la asunción al cargo del ex presidente Héctor J. Cámpora y saludamos alborozados la liberación de los presos, la derogación de la legislación represiva, la reanudación de relación con la hermana República de Cuba, la presencia de los presidentes de Cuba y Chile, doctores Dorticós y Allende.«El pueblo argentino, que no había podido votar por su candidato, proscripto por la dictadura militar, producidas las renuncias aludidas así lo ratificó, también plebiscitariamente.«NO SOMOS PERONISTAS. SOMOS SOCIALISTAS«Aunque parezca absurdo decirlo, no somos peronistas. Somos socialistas. Pero hay entre las postulaciones del peronismo y las nuestras hay algunas coincidencias en lo que nosotros entendemos como paso inexcusable en el camino hacia el Socialismo: la Liberación Nacional.«Hemos ponderado y saludado su presencia, reclamada y festejada por millones en la histórica jornada de Ezeiza, porque ella era la respuesta correcta a la ansiosa espera de dieciocho años de un pueblo que no dejó de creer en su líder, porque ella debía ser prenda de pacificación, porque ella abría la posibilidad de contar con el apoyo masivo necesario para concretar la Liberación Nacional de nuestra Patria. Así lo entendió el Pueblo, y así lo entendieron -salvo minúsculas excepciones- todas las fuerzas políticas, gremiales y estudiantiles.

CARTA A PERON DEL 04-O2-1974

CARTA A PERON II
«ABANDONO DE IDEALES QUE HICIERON POSIBLE LA AVALANCHA POPULAR«Queremos, señor Presidente, que esta carta sea la máxima expresión de verdad, despojada hasta el último vestigio de observaciones subjetivas. Por eso debemos decir que a poco vimos que se abandonaban ideales que habían hecho posible la avalancha popular.«La franca y vibrante posición del subsecretario Vázquez en la OEA fue sucedida por la designación de hombres que no participan de esas ideas y sentimientos.«La posición sustentada en la Conferencia de Ejércitos por el General Carcagno fue sucedida por la designación de altos jefes cuestionados por el veredicto popular.«La clara posición en problemas de relación internacional fue reemplazada por la designación de embajadores comprometidos con el imperialismo.«Y luego, una serie de hechos como garantías a las inversiones extranjeras; el préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo; la modificación de la Ley de Asociaciones Profesionales; las bases de la futura Ley Universitaria; el restablecimiento de la legislación represiva especial incluyendo las reformas en el Código; la reciente reivindicación de elementos caracterizados por haber hecho violenta represión sobre trabajadores y estudiantes en época de la dictadura, condenado todo ello en distintas oportunidades por el Señor Presidente mismo.«¿A QUIEN SE REPRIME?«De esta forma, observamos que se establecen toda una serie de mecanismos para reprimir de una forma u otra a quienes hicieron posible su presencia en el país. Y en vez de una legislación y de una acción represiva contra el imperialismo y sus agentes, en vez de una acción que dé fin al latifundio deformante de nuestra economía, en vez de una acción que acabe con los acaparadores, con los saboteadores del gobierno popular, se instrumentan leyes y acciones contra los que ofrendaron sus vidas y su sangre para hacer posible su presencia y este gobierno popular que es la esperanza de todos los argentinos.«Cómo no vamos a observar alarmados el rechazo que se impone sobre algunos gobiernos y gobernantes de las provincias argentinas y la renuncia de diputados que son, precisamente, los que han seguido con mayor fidelidad los pronunciamientos que votó el pueblo argentino en marzo, en abril y en setiembre.«EL PROCESO INSTITUCIONAL Y SU DEFENSA«El PARTIDO SOCIALISTA POPULAR está dispuesto, y así lo dice e incita a que así sea, a defender hasta con la vida de sus militantes el proceso de institucionalización del país y el gobierno popular, que el pueblo votó, en el que el pueblo cree y del que el pueblo espera la clara y definida acción liberadora.«Pero sería una actitud oportunista y ruin que omitiéramos decir lo señalado al señor Presidente, a lo que se agrega la preocupación que nos produce tantas muertes absurdas e inútiles de militantes jóvenes y maduros que pertenecen a las filas del propio movimiento del señor Presidente, a nuestro juicio producidas por fuerzas que intentan impedir el proceso.«RESPONSABILIDAD HISTORICA DEL PRESIDENTE«Creemos, que el Señor Presidente tiene una enorme responsabilidad histórica en el destino de nuestra Patria y en la realización de las aspiraciones del pueblo. Sabemos que muchas veces es el entorno el que crea los mecanismos de desvío. Alguna vez el señor Presidente mismo calificó a esa “corte”. Sepa que hay un pueblo dispuesto a ayudarlo, sepa que hay un pueblo dispuesto a pagar una alta cuota de sacrificio, pero sepa señor Presidente que se lo aleja de ese pueblo.«Hemos sido sorprendidos con un pedido suyo de licencia. Consideramos que salvo razones de salud que pongan en peligro su vida, debe el señor Presidente quedarse en nuestro país como garantía que no se seguirá con la represión que describimos y que ha alcanzado ya a militantes, periodistas, imprentas e inocentes de toda ideología.«No necesitamos reiterar nuestra oposición a hecho que, como los de Azul, sólo sirven para reforzar a quienes ansían la represión popular y crean las condiciones para nuevos cuartelazos.«LE ESCRIBIMOS EN EL MISMO LADO DE LA TRINCHERA«Pertenecemos a un Partido de ideas que tiene ochenta años de existencia, que ha dejado honda huella en la legislación argentina protectora del trabajo y la seguridad social y de cuyas filas y de cuyas ideas el señor Presidente mismo a escogido hombres y recogido iniciativas que lo acompañaron en sus gestiones gubernativas y que se plasmaron en la legislación.«Esta carta está dirigida al señor Presidente en el mismo lado de la trinchera, convencidos de que los enemigos de la Patria, el imperialismo, la oligarquía y sus sirvientes de adentro esperan el fracaso del gobierno popular.«Saludamos al Señor Presidente con nuestra mayor consideración

domingo, 28 de enero de 2007

INTRODUCCION HISTORICA A UNA CARTA

La reconstrucción de los hechos y las vidas del pasado nos obliga a recrear el espacio-tiempo histórico. Recrear, que no es lo mismo que retornar. Porque aunque nos traslademos al lugar, a la tierra, a las casas y a las cosas, suponiendo que nada de lo material haya cambiado más allá de las transformaciones naturales que se producen por el normal transcurso del tiempo, no estarán allí aquellas gentes con sus relaciones económicas, políticas y sociales, con sus contradicciones y conflictos, con sus sentimientos e intereses, con sus ideas, hábitos y costumbres, con sus mutaciones personales, con sus vocabularios característicos que son formas peculiares de cultura, y tampoco estará el alma de aquel tiempo. El historiador Hayden White ha señalado, acertadamente, que: El pasado no existe por definición. No está disponible para que accedamos directamente a él. Sólo podemos conceptualizarlo, representarlo en imágenes y tratar de documentar qué es lo que nos hace sentir. Y cuando decimos tiempo hacemos referencia a uno y a los sucesivos momentos históricos, en una suerte de diaporama, como si los convirtiéramos en una serie de instantes sucesivamente congelados. No existe el tiempo para atrás, ni el tiempo que se queda, porque el tiempo siempre empieza. Recrear el espacio-tiempo del hecho histórico convirtiéndolo en sitio eterno y en instante eterno es hacerlo en su doble carácter de tiempo objetivo y, también, de tiempo subjetivo, esto es, tratando de penetrar en la difícil intimidad de la lejanía, en las ideas, en las motivaciones psicológicas y en los meandros de las conciencias individuales y colectivas de los actores que se presentan como polos de las sucesivas contradicciones vigentes, como decía Marc Bloch: bañados por la atmósfera mental de su tiempo, de cara a problemas de conciencia que no son exactamente los nuestros.Esas reglas metodológicas y esa disposición de ánimo son las que permiten investigar y analizar las vidas y los hechos, micro y macrohistóricos, interrogando con precisión las diferentes huellas del pasado sin trasladarle las preocupaciones, desacuerdos y contradicciones del presente, así como sin traer a los personajes - desde ese pasado a dirimir nuestros conflictos actuales. Alguna vez señaló el historiador Julio V. González (1899-1955), La Historia es cosa viva, ya lo sé; es el pasado proyectándose en el presente. Pero que ello emane del propio fenómeno histórico y no forzado por la reflexión fatalmente intencionada del historiador.Frente a cada acontecimiento del presente o recordatorio que tiene relación con el pasado, hemos tratado de reconstruir ese pasado y memorar nuestra posición y actitud en él sobre la base de esas reglas ineludibles para reconstruir ese pasado histórico: hacer el máximo esfuerzo intelectual para ubicarnos en el espacio-tiempo histórico objetivo y también en el subjetivo, esto es frente a problemas de conciencia y valoraciones propias de ese espacio-tiempo. No hacerlo así es someter a los hechos del pasado a un verdadero lecho de Procusto, cosa bastante común en nuestro tiempo por historiadores y pretendidos de tales.Al tratar de reconstruir ese pasado de forma parcial hemos tenido en cuenta, por un lado, que la historia es en buena medida una sumatoria de pequeñas historias y, por otro lado, que al hacerlo así, nos asegurábamos de ir dejando constancia, por ahora parcialmente, en una suerte de Memorias que, a partir del tiempo vivido y por haber tenido alguna participación en los hechos más importantes de la vida nacional del último medio siglo, consideramos un deber inexcusable de nuestra parte.He relatado muchas veces mi insistencia al doctor Vicente Solano Lima sobre la necesidad de que, habiendo tenido él una vida política tan extensa y rica, escribiera sus memorias, ofreciéndome reiteradamente para grabarlas. Después de meses y meses de insistencia accedió a que comenzáramos a hacerlo “la próxima semana”, con tanta poca fortuna que esa semana falleció llevándose lo que habría sido una exposición indispensable y fundamental para el conocimiento de la vida política argentina.En esa revisión parcial de todos y cada uno de los acontecimientos, hemos venido recordando y escribiendo sobre las vísperas del golpe militar del 28 de junio de 1966, denunciado por nosotros en el Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires el día 23, nuestra conversación con José Ber Gelbard en la quinta de Olivos el 1 de julio de 1974, pocos minutos después de la muerte de Perón referida a las extrañas actitudes de José López Rega, nuestra relación con el doctor Ricardo Balbín y el conocimiento, por su boca e inmediatamente después, del ofrecimiento del general Perón para que lo acompañara en la fórmula, el Plenario de Vicente López, en Nino, el 20 de noviembre de 1972 a los pocos días del retorno del general Perón, las coincidencias programáticas de los partidos políticos argentinos, las vísperas del golpe militar del 23 de marzo de 1976 y nuestra advertencia por Canal 7 varios días antes. Ahora, sin pretender penetrar en el evidente conflicto interno del justicialismo, en momentos en que decisiones de dos jueces de la Nación traen al debate los episodios de violencia ocurridos antes del golpe militar, deseo recordar nuestra carta al general Perón fechada en 4 de febrero de 1974 que, así lo creemos, puede ayudar a la reconstrucción de los hechos. La carta al presidente Perón, propuesta por mí, no fue de fácil aprobación en el seno del Partido Socialista Popular, constituido en abril de 1972 por un acuerdo entre el Partido Socialista Argentino, el Movimiento Acción Popular Argentina, Militancia Socialista y el Grupo Evolución. La representación mayoritaria del Partido Socialista Argentino se impuso numéricamente y así se dispuso su remisión. La carta fue publicada en La Vanguardia (azul) de febrero de 1974.